Podemos fabricar etiquetas RFID pasivas y activas con los materiales y adhesivos adecuados para cualquier tipo de superficie, producto e industria.
Las etiquetas RFID llevan incorporado un chip que está programado con una información en concreto que es útil para su clasificación o su localización, para ello necesitamos impresoras específicas capaces de codificar lo que se necesita en cada momento.
Hay tres tipos de etiquetas RFID. Las más comunes que son las pasivas, no llevan batería propia y están diseñadas para trabajar a corto alcance, es decir un lector RFID puede captar su información a no más de 15 metros, además que son fáciles de producir en grandes cantidades. Luego están las activas, que cuentan con batería propia y pueden emitir la información codificada en largas distancias. Por último, están las semi-pasivas, es una etiqueta intermedia que tiene una pequeña batería, su punto fuerte es la rapidez de lectura y mayor capacidad de memoria.